Dos de las máquinas más destacadas de cualquier centro deportivo o gimnasio son la cinta de correr y la elíptica. Dentro de la sección aeróbica de todos los centros siempre disfrutan de una posición destacada y un gran número de ejemplares para poder ser utilizadas por muchos usuarios, dada la alta demanda que suelen tener. Y aunque la cinta siempre ha disfrutado de un mayor recorrido histórico que la elíptica, ésta ha tomado mucha relevancia en los últimos años, especialmente, en la última década.
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¿En qué se diferencian? Y, sobre todo, ¿Cuál de ellas es mejor?
Pros y contras de la cinta de correr y la elíptica
Aunque guardan grandes similitudes, sobre todo relativas a la forma del dispositivo, los ejercicios que se realizan en cada una de estas dos máquinas y los beneficios que se obtienen de ellas no son demasiado parecidos. Eso sí, en ambos casos, estamos hablando de buenas opciones para hacer ejercicio en interiores.
La principal similitud que guardan es que las dos exigen al cuerpo una posición vertical para realizar el ejercicio; de hecho, en ambos casos, al utilizarlas, simulamos el movimiento de un desplazamiento. Eso sí, más allá de esta concordancia, guardan muchas diferencias.
Una de ellas es la demanda que sufren las articulaciones con la cinta, que sufren un mayor impacto al entrar en contacto constantemente con el suelo del aparato; mientras que en la elíptica, al no haber un desplazamiento brusco hacia arriba ni hacia abajo, elementos del cuerpo, como la rodilla, no sufren. Además, la elíptica nos ofrece la posibilidad también de entrenar la parte superior del cuerpo.
En cambio, la cinta de correr permite realizar una mayor variedad de ejercicios y tipos de movimiento, más allá de la pura velocidad. Igualmente, también podemos modificar cuestiones como la elevación, para simular una carrera por la calle; y aumentar en mayor medida el esfuerzo que requiere el ejercicio.
En términos generales, y aunque el gasto depende de la exigencia personal de cada uno, la cinta de correr requiere de un gasto calórico superior. Normalmente, la intensidad del ejercicio suele superior en el caso de la cinta, al estar corriendo, ya que en la elíptica el esfuerzo se reparte por todo el cuerpo.
Y este es, precisamente, la gran ventaja que tiene la elíptica con respecto a la cinta: el número de músculos que pueden llegar a ejercitarse, entrenando el cuerpo como un conjunto completo. Eso sí, y a diferencia de la cinta, en la elíptica no tenemos posibilidad de modificar la posición de la máquina para cambiar el ejercicio, lo que la convierte en una opción menos heterogénea, llegando a incurrir en situaciones de aburrimiento y, en el peor de los casos, falta de motivación.
La cinta de correr ofrece más opciones
Por tanto, y en definitiva, aunque ambas son complementarias, y, en cualquier caso, cualquier práctica deportiva es buena, la cinta de correr es un ejercicio que ofrece más alternativas, para combinar diferentes métodos de entrenamiento, intensidades y modalidades.
Además, la cinta de correr, a pesar de tener impacto, disfruta de tener un volumen de impacto menor que en otras muchas superficies, por lo que las problemáticas en articulaciones como la rodilla, tendón de Aquiles o gemelos se reducen.
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